29 de diciembre, segundo día de la semana y un día cercano para celebrar un año continuo aunque definido en lengua común como año nuevo, he visto el último capítulo de la serie Bridgerton. Un capítulo interesante porque destapa para el entendido sobre sociedad que la mayoría hace rutina pero llaman libertad a las cosas ocultas. Además, a la protagonista en un plano de voz en off o en las bocas de la gente de la aristocracia del Londres de los años entre 1830 o 1870, se la persigue por describir la superficialidad de la pasión, de la obligación, de la falta de consideración, de las actividades legales que han de considerarse ilegales, entre otras maneras de divulgar la verdad sobre esa época que hoy en día no vemos más que la cumbre del iceberg.
Afortunadamente, me recordaba a una Pauline Kael pero dulzona y regordeta no exenta de profesionalidad y de buen coraje para redactar y representar una sociedad llamada hacia el desenlace moral y ético que sufriría en los siguientes siglos. Me encantó que su nombre haya sido Penélope, un nombre que empieza por la letra P como la mencionada y excelente crítica Pauline Kael. No me cabe dudad que sus libros hayan sido escogidos por productores porque el personaje de Penélope representa al Star System de Hollywood en la Época Dorada. A este blog, se le describe muy injustamente como insensible y cruel, por la culta y mordaz forma de cultivar la forma de ser de cada ente de la sociedad. No obstante, esta serie, la aclamada por mi, Bridgerton, tiene un mensaje que debería conciliar a la prensa rosa y a sus lectores que no ven la importancia de hacer cada día una vida de rosa como se cuida campo lleno de rosas poco a poco hacia siguientes generaciones de lectores todavía sin instruirse. Me tachan de no ser un dulzón al corregir las ocultas maneras de cada casa que deberían ser retratadas por un culto y no por un gran hermano como en la novela "1984". A Penélope sin embargo, la apoya mucha gente que no saben que ella escribe estas cosas de pura e inocente verdad aunque un tanto mordaz para un lector entrado en la vejez. Por eso, me llamo "Letras y Espada" porque me debo a la verdad y a la siguiente generación de rosas naturales sean de distintas condiciones o emociones pero siempre hacia un nexo humano y armonioso poco a poco como en la serie Bridgerton consiguió Penélope reconciliar las costumbres y apartar las costumbres tóxicas, haciendo que la vida en armonía sea un momento liberador sin éxtasis ni tampoco placer y más liberador como un adulto jugando con juguetes infantiles sin alimentar las hormonas del placer y tampoco el éxtasis carnal.
También he de decir, que estallo en ira cuando algo injusto me corroe como a la sociedad de hoy en día le corroe la sexualidad llamándolo "orientación sexual". Pero en mi caso, no me debo al sexo ni a la banalidad de expresarlo egoístamente en un blog para que otros curioseen sobre mis aportaciones o detalles de hogares históricos o familiares ya sean ficticios o reales, sino que se pretende acercar al lector a que las prestigiosas revistas del corazón no son simples revistas del corazón, sino manuales de vida que tanto el homenajeado o entrevistado como el propio lector, se preocupen de mejorar cada día su vida para llevar bien su estado del corazón y sus labores tanto espirituales como intelectuales. No hay más en la vida que nos toca vivir por muchos derechos nos llenen en la cabeza los colectivos sexuales, las feministas y los machistas. El lector que lea esta nueva propuesta de vida honesta, comprobará que soy mordaz pero alabo a la vida en su máxima simpleza como hacer un buen puchero sin más patrón que el de hacerlo en un buen caldero o una buena paella en una buena paellera, lo demás no es más que una banal ligereza del antojo humano. Por tanto, este blog es consciente de las heridas que se abren y las heridas que se cierran poco a poco si rememora las causas del sufrimiento y las encierran en la caja más profunda y bien cerrada.
Recomiendo a la gente tanto cine como revistas. Con motivo de la finalización de Bridgerton, con toda mi gratitud al lector quiero recomendar las revistas "Hola", "Vanitatis", "Vanity Fair", entre otras revistas del corazón emblemáticas porque tienen un manual de vida para aprender a vivir sin horas tanto en la comida como en las horas de trabajar porque la vida es más divertida que guiarse por horas y demás segmentaciones horarias. Las monarquías deben casarse entre iguales porque su sangre además de ser única en el mundo y ancestral en toda su historia, tienen mucha cultura para cumplir y flexibilizar más harmoniosos que los envidiosos de las clases medias y clases bajas y clases altas civiles. Aunque dentro de estas clases civiles también se deben de respetar de verdad al hijo artista, al hijo talentoso, al hijo diferente porque tiene ya sus propios horarios y deberes y no debe sumarse los otros deberes por los padres normales. Las clases civiles siempre viven en el estado de en vilo porque dependen de unos y otros porque temen a que las horas se les pasen y eso no es así ni tampoco dignifica la vida. Por eso cuando la gente dice por qué tengo ira, yo les digo por qué me incluyen en sus horas que esclavizan. Me encanta trabajar y narrar con educación honesta y sin pomposidad las zonas de claroscuro de cada casa sea en mi familia, en la historia del mundo o en la ficción, porque no hablo ni tampoco describo con orgullo henchido partidista. Y aquí concluye la primera parte de este gran capítulo humano y culto.